Cuando sentimos que el tiempo transcurrido nos dice que ya estamos llegando al final de nuestra existencia terrenal y cuando tenemos la suerte de conservar parte de nuestra declinante memoria como para hacer un balance de las pequeñas o grandes cosas que nos regalo la vida que incluyen momentos felices, o a veces no tan felices, cristalizaciones de deseos, frustraciones, etc.
Es decir todo aquellos acontecimientos que nos tuvieron como participantes u observadores que en su esencia nos acompañaron en el largo trajinar que marcaron nuestros sentimientos en el orden personal o colectivo nos lleva a recordar las fechas que a modo de cumpleaños sigue viva en nosotros a través del tiempo y las distancias, como la fundación de un pueblo, en este caso Baigorrita.
Siempre esta en primer lugar el recuerdo emocionado y agradecido de aquellos que hoy no están presentes físicamente pero que con su perseverancia y trabajo pusieron con visión de futuro la piedra fundamental, para que hoy, después de varias generaciones aquel inicio de verdaderos pioneros florecieron en un pueblo que hoy es motivo de orgullo al contemplar lo que llevamos viviendo en el toda nuestra existencia, hermosos edificios, centros educacionales, deportivos, comerciales ubicados en el centro de la zona mas rica de la Pampa Húmeda, que demuestra que no se equivocaron cuando eligieron el lugar.
Aquí nos conocemos todos, mas que vecinos somos una gran familia unida y solidaria que siempre ayuda a cualquiera de sus hijos para que sus sueños se cumplan. Aquí todos conocen como quien escribe esto, tuvo desde muy joven una vocación política definida y ello no fue obstáculo para que el apoyo de mi pueblo me permitiera que mis anhelos se realizaran.
Pude llegar a ser concejal, diputado, senador, candidato a vice-gobernador, presidente de la tercera fuerza política de la provincia de Buenos Aires y deba confesar que mi mayor orgullo en esa etapa de mi vida lo sentí cuando mis compañeros me llamaban (algunos sobrevivientes aun lo hacen) Chacarero de Baigorrita.
Todas esas pequeñas grandes cosas, cerrando los ojos me llevan a traer a mi añejado recuerdo aquel barrio centenario en el cual pase 35 años de mi vida y cuando trato de encontrar las causas por la cual se logro tanto progreso no puedo dejar de pensar en miles de pueblos como Baigorrita, poblaron con la misma pasión una patria hermosa y digna que hizo que en su primer centenario ocupara uno de los primeros lugares en el concierto de las naciones con el aporte de nuestros abuelos y bisabuelos llegados de tierras lejanas a buscar un lugar para el y su familia que le permitiera vivir en un mundo mejor y cuando pensamos, cómo hicieron para lograr tanto con tan pocos medios llegamos a la conclusión que no admite replicas, que en aquellos hombres semianalfabetos en la mayoría de los casos, su fuerza principal era una ruda conducta, amalgamada en ética y moral que serviría de base a una verdadera "cultura de trabajo" que me lleva a recordar aquellos políticos que hoy hablan de la misma y de la inclusión social por la cual rasgan las vestiduras, pero en realidad les gusta mas aprovecharse políticamente de ellas y la necesidad de los sectores mas necesitados son cada vez mayores y llenan de vergüenza ajena que el "país de los alimentos" existan aquellos que no puedan acceder a ellos.
En medio de una realidad social que lastima tengo que reconocer que veo a veces una luz en el camino, que nos hace soñar con horas mejores cuando algún día gobiernen el país las generaciones futuras. Aquí nomás en Baigorrita un grupo de hombres y mujeres jóvenes con un trabajo solidario aprovechando los festejos del centenario donaron a la sala de Primeros Auxilios una moderna ambulancia equipada con todos los elementos necesarios para su funcionamiento.
"Gracias muchachos" y Feliz Cumpleaños Baigorrita.